viernes, 30 de septiembre de 2011

Mario Benedetti

TE QUIERO

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

viernes, 29 de julio de 2011

un adios



Mi mente sabe que tomo la decisión correcta
ahora díganle a mi corazón que lo crea

martes, 3 de mayo de 2011

miércoles, 23 de marzo de 2011

EN VERDAD, NO CONOZCO TU RISA

Morena patria mía,
de ti
yo no conozco
la más simple
sonrisa.

Es muy triste,
pero en verdad
no sé
como sonríes,
ni como es tu rostro
verdadero,
porque de ti
jamás se ahuyenta el llanto.

De veras,
que no conozco tu risa.

Y estoy envejeciendo
de la piel y del alma
cada día que pasa,
sin que lo sepan
tus ojos,
que sólo han tenido
lágrimas inmensas para mí.

Y, además,
es muy horrendo
tener una patria
que no sabe reír,
porque le teme
al golpe oscuro
de la sombra maldita.

II

Uno, como hijo,
va luego por el mundo
acostumbrado tanto al silencio,
que todos se preguntan,
si en verdad
uno ha sufrido con exceso
para haberse quedado tan solo
y para haber aprendido
tanta soledad en tan poca existencia.

Y si uno se atreve a sonreír,
para disimular
un poco su ceniza,
la tristeza es más grande
y la mueca má grave todavía.

III

“¿Por qué
los guatemaltecos
son tan tristes?”,
me preguntan en Berlín
las gentes a menudo.
Yo sólo doy vuelta
a mi frente, por fuera.
Y un alarido de cárceles
y golpes
sale ardiendo
de mí,
como una bestia
herida.
Y todos comprenden
luego mi respuesta,
sin que mi rostro
haya cesado
de ser triste,
a pesar de tanto
coraje
y tanta experiencia
volcada sobre el labio.
¡Ojalá
que mis nietos
no tengan que sufrirte
tanto como yo

IV

Yo no quiero de ti
más que una sonrisa,
morena mía,
porque es amargo
para un hijo,
no saber como sonríe
la madre,
si la ve todo el tiempo
llorando.

¿Verdad, patria mía,
que reirás,algún día
de tantos, para mí?

Lo sé, morena mía.

Y, por ese solo segundo
bien vale la pena
haber luchado
toda la vida,
contra tanta miseria
y tanta y tanta muerte


OTTO RENE CASTILLO